Los futuros puntos de acceso Wi-Fi para empresas permitirán transferir datos a más de 1 Gbps entre el interfaz radio y la red por cable a la que estén conectados de manera ininterrumpida. La infraestructura LAN actual, en su mayoría basada en Gigabit Ethernet sobre cables CAT5e, corre el riesgo de convertirse en un cuello de botella para las comunicaciones LAN.
Existen diversas alternativas para superar este cuello de botella, cada una con sus propias ventajas y desventajas. Una primera opción sería la de migrar a la tecnología 10 Gbps (10GBASE-T). Esto resolvería el problema al que nos enfrentamos actualmente y dejaría cierto margen para futuras necesidades de banda ancha (al menos a medio plazo). Los inconvenientes de este enfoque giran en torno al alto coste de la infraestructura (puntos de acceso y switches), y la necesidad de sustituir el cableado local. Hoy en día, más del 85% de las instalaciones usan cables CAT5e y CAT6 (según una clasificación de los cables LAN basada en su calidad o capacidad para transmitir más datos) que no son capaces de soportar velocidades 10G. Para ser más precisos, los cables CAT5 no son compatibles con velocidades 10G y los modelos CAT6, aunque sí son capaces de soportar estas velocidades, solo pueden hacerlo en cables de 55 metros como máximo (una longitud insuficiente en la mayoría de casos).Otra alternativa consiste en añadir dos conexiones (cables) entre el punto de acceso y el switch local. Al permitir el uso de switches de Gigabit Ethernet, esta opción es mucho más económica. Pero presenta una serie de inconvenientes.
- En primer lugar, obliga a conectar un segundo cable LAN al punto de acceso (situándolo, generalmente, en lugares de difícil acceso en el techo o la pared).
- En segundo lugar, obliga a doblar el número de switches dedicados a la infraestructura inalámbrica y a configurar algún tipo de “agregación de tráfico” en las dos conexiones entre el punto de acceso y el switch local.
¿Ethernet a velocidades superiores a 1 Gbps?
En vista de las limitaciones que presentan estas dos alternativas, una nueva opción está cobrando fuerza en la industria para evitar los cuellos de botella. Se trata de usar Ethernet sobre una nueva capa física que tolera velocidades superiores a 1 Gbps sirviéndose de los cables CAT5e y CAT6.
Al mejorar la tecnología de transmisión a nivel de la capa física, esta solución permitiría usar los cables LAN ya instalados para transmitir Ethernet a velocidades superiores a 1 Gbps. De hecho, se están barajando velocidades de 2,5 y 5 Gbps. Además del objetivo evidente de superar la marca de 1 Gbps, esta nueva tecnología tendría que ser compatible con versiones anteriores con pares remotos de 10/100/1000 (cuando uno de los dos lados de la conexión no sea compatible con la nueva tecnología) y soportar los distintos estándares POE para alimentar el punto de acceso desde el switch mediante el cable LAN.
La principal ventaja de esta nueva tecnología es que no obliga a sustituir los cables LAN ya instalados, aunque, como aspecto negativo, sí requiere el uso de nuevos switches o tarjetas switch. Además, al tratarse de la fase inicial de adopción, el coste de estos switches y puntos de acceso será más alto para la primera ola de productos.
¿NBASE-T ó MGBASE-T?
La industria está apostando fuerte por esta solución, pero la falta de tecnología y estándares previos ha fragmentado el mercado y lo ha dividido en dos sistemas diferentes e incompatibles: NBASE-T y MGBASE-T. Cada uno de ellos, respaldado por sus respectivos clientes comerciales y organizaciones sin ánimo de lucro, está luchando por ampliar su cuota de mercado y convertirse en la tecnología reinante. Por su parte, los proveedores de tecnología (silicio) y sistemas están alineándose con un grupo u otro (en ocasiones con ambos).
Aunque predecir el futuro resulta siempre muy complicado, parece que una de las dos tecnologías acabará imponiéndose o ambas se fusionarán en un único estándar. Hasta entonces, la interoperabilidad seguirá siendo imposible.