La digitalización de entorno ha supuesto un paso fundamental para algunas industrias, como la de la automoción, las telecomunicaciones, la agricultura o la banca. Y también son los que mayores cambios sufrirán en los próximos tiempos. Hoy hablamos de la robótica y su papel fundamental en los vehículos autónomos.
Uno de los desarrollos que se espera con más ansia dentro de la industria automovilística es del coche autónomo. Y, aunque ahora mismo, debido a la pandemia y la caída de la demanda de vehículos, se está retrasando, no tardaremos en ver vehículos autónomos circulando por nuestras carreteras. IDC prevé que para 2023, el 70% de los vehículos y camiones de servicio que estén en el mercado a nivel mundial tendrán conectividad integrada.
Los retos para la implantación definitiva de los vehículos autónomos
Pero, como veremos a continuación, la que será nuestra realidad del futuro se enfrenta todavía a una serie de desafíos para su implantación.
#1. El desarrollo de las tecnologías implicadas en un vehículo autónomo
En primer lugar, la Internet de las cosas (IoT), la tecnología conectada y la Inteligencia Artificial (IA) han logrado grandes cambios en la sociedad. La IoT proporcionará a los vehículos datos en tiempo real, con los que poder detectar problemas operativos y comprender condiciones del entorno.
Además, la llegada de la tecnología 5G supone una oportunidad para avanzar en el campo de la tecnología conectada y el establecimiento de este tipo de vehículos en el mercado. Aun así, son numerosas las tecnologías necesarias para que los coches autónomos sean posibles. La tecnología cloud, la ciberseguridad, la robótica, la navegación espacial, el láser o la fotografía son campos involucrados que tendrán que seguir creciendo para hacer posible este invento, ya no tan futurista.
#2. La capacidad para tomar decisiones éticas durante la conducción
En segundo lugar, el mayor desafío al que se enfrentan este tipo de vehículos es la toma de decisiones razonables por parte de los vehículos robotizados. Este reto involucra, no solo a la tecnología, sino a ámbitos tan dispares como la filosofía y la ética, o la regulación legal. Por este motivo, ha surgido un nuevo concepto de la fusión entre filosofía y tecnología, la roboética.
La roboética es un subcampo de la ética aplicada que estudia las implicaciones positivas y negativas de la robótica para los individuos y la sociedad, con el fin de inspirar el diseño de los llamados robots inteligentes/autónomos y evitar su mal uso contra la humanidad.
Si los vehículos son completamente autónomos para circular y frenar también lo tendrán que ser para tomar decisiones complicadas en una fracción de segundo, como decidir chocar con un niño o herir a los propios ocupantes para salvarle. Estas inquietudes éticas reales tienen que ser abordadas por profesionales en la materia, como son los filósofos, por lo que no será poco común que las empresas tecnológicas comiencen a contar con estos profesionales para que colaboren directamente con los ingenieros en el desarrollo de los algoritmos que definirán el comportamiento de los robots.
Además, estas valoraciones éticas a la hora de programar tendrán que hacerse de manera diferenciadas según la cultura que tengan los usuarios de estos futuros robots. Los juicios morales que emitimos están muy influenciados por la cultura a la que pertenecemos. Y así lo ha demostrado “Moral Machine”, un juego online desarrollado por el Massachusetts Institut Technology (MIT).
Este juego permite, a usuarios repartidos por todo el mundo, tomar decisiones ante dilemas éticos en lugar de los vehículos (autónomos o no), en situaciones que ponen en riesgo de atropello a ancianos, ladrones, niños, perros, gatos, deportistas, vagabundos que cruzan la calle en verde o en rojo; o si, por el contrario, el coche debería desviarse de su camino, y sacrificar a sus pasajeros. Las elecciones se toman a través de una encuesta gamificada.
Las conclusiones, tras analizar las respuestas de más de 40 millones de usuarios, han demostrado diferencias significativas entre culturas. Por ejemplo, se observó que ante la situación de tener que elegir entre salvar a un niño o a un anciano, porque ambos están en peligro, los datos mostraron que los ciudadanos orientales respondieron que eran más propensos a salvar a personas mayores (y no tanto a niños), al contrario que en Occidente. Esto es explicado por la importancia cultural y el respeto que se le otorga a los ancianos en los países orientales.
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Más información
https://www.youtube.com/watch?v=jPo6bby-Fcg
Video “Moral Machines: How culture changes values” de Massachusetts Instituto Technology (MIT).
Por lo que, una vez que se desarrolle y se implante por completo las tecnologías necesarias para afrontar el reto tecnológico que supone que estos vehículos estén conectados con el exterior y también entre sí y que no existan fallas en la conectividad, ni fisuras en cuanto a la ciberseguridad, podremos comenzar a desarrollar este tipo de coches, teniendo en cuenta las cuestiones morales a la hora de otorgar capacidad de decisión a los robots. Y además, no será extraño que convivan configuraciones y legislaciones diferentes según el país en el que nos encontremos y por tanto, que no exista una ética universal e internacional.
En Teldat llevamos mucho tiempo analizando la tecnología 5G. Pensamos que las oportunidades que aportan las redes 5G son enormes y abren unos mercados innovadores para el sector de telecomunicaciones, como por ejemplo, los vehículos conectados. Por eso Teldat clasifica esta tecnología como el “reto 5G”. ¿Estás preparado?
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