En los últimos años, el mercado ferroviario ha experimentado un crecimiento exponencial gracias a una mayor tasa de construcción urbana y una búsqueda constante de sostenibilidad medioambiental. Esto ha multiplicado las iniciativas gubernamentales y facilitado la obtención de mayor financiación. Por su parte, el número de pasajeros ha subido muchísimo y, con ellos, la presión para que los operadores inviertan en tecnología y mejoren la eficiencia, seguridad y experiencia de usuario de pasajeros y personal a bordo. Por todo ello, el transporte ferroviario se ha convertido en una opción atractiva y competitiva.

La digitalización de la infraestructura ferroviaria está revolucionando la manera en la que se están gestionando los trenes. En este nuevo mundo, las redes WAN se han convertido en un factor clave para establecer conexiones fiables tren a tierra. La llegada de las tecnologías celulares 5G ha evolucionado hasta tal punto que los pasajeros de metro o trenes de alta velocidad pueden relajarse en sus asientos y disfrutar navegando por Internet o viendo una película a bordo (como si estuviesen sentados en el sofá de su casa).

Además, las funcionalidades ultrafiables y de baja latencia (URLCC) de las redes 5G permiten a los sistemas embarcados desplegar herramientas de gestión preventiva y monitorización en tiempo real, reduciendo los costes operativos y mejorando la seguridad del sector ferroviario (tanto en tierra como a bordo). Por su parte, la WAN conecta una o más LANs dentro del tren, lo que genera redes de comunicación ferroviarias extremadamente complejas. Cuantas más redes haya, más expuesto estará el sistema a ciberataques externos.

El sector ferroviario se está tomando los ciberataques muy en serio, con el fin de proteger la integridad de la red e impedir cortes o interrupciones que puedan dañar los activos, a los pasajeros o al personal. Las crecientes inversiones en ciberseguridad están dedicadas a la gestión del riesgo y al cumplimiento de normas. Es más, para implementar los planes de mitigación, los sistemas de ciberseguridad son preventivos y detectan situaciones que pueden derivar en incidentes, evitan el acceso a hackers, interceptan tráfico malicioso aplicando políticas de seguridad, y mantienen un registro de dichos eventos.