A la hora de escoger un servicio de enrutamiento es muy fácil dejarse llevar por lo que hace la mayoría: guiarse por modas, o directamente, elegir la primera opción con la que se encuentra uno; en lugar de ello, ¿por qué no tomar una decisión racional?
Veámoslo con una analogía. No existe razón para acogerse al orden canónico del alfabeto. ¿O sí la hay? ¿Habéis pensado en ello? ¿Es importante? Puede que no, pero la gran mayoría de nosotros ha deseado en algún momento, que el orden alfabético por el que se nos reclamaba para alguna actividad, o se nos clasificaba en un determinado grupo, fuera otro distinto. O que nuestro apellido empezara por una letra diferente, que para el caso es lo mismo.
Un proceso de selección basado en el alfabeto no constituye una decisión racional. Interviene el azar (menos para uno mismo, puesto que la suerte está echada desde el principio). Existen muchas cosas en nuestro día a día que hacemos por razones desconocidas, o peor aún, basándonos en criterios equivocados. Los seres humanos somos animales de rutinas, y tendemos a estandarizar comportamientos con los que nos sentimos cómodos. Nos aferramos a ellos. Pensamos que es el modo más eficiente de proceder, y si tenemos en cuenta la falta de tiempo y los problemas para adoptar demasiados compromisos personales que casi todos padecemos, podría tener sentido. Y así, a menudo olvidamos que las razones deben ajustarse al objetivo que perseguimos.
¿Por qué seguimos verificando nuestros correos electrónicos en nuestro tiempo libre, aunque no estemos esperando nada (excepto spam, si acaso)? Porque es nuestra rutina. O cuando nos comprometemos “definitivamente” a ponernos en forma… ¿Por qué seguimos sentados en el sofá en lugar de correr al gimnasio? Somos capaces de encontrar millones de razones “válidas” para justificarnos en lugar de poner los medios para alcanzar nuestro objetivo.
Las consecuencias de tomar decisiones irreflexivas en el ámbito de las TIC
Los ejemplos que hemos visto hasta ahora pertenecen a la esfera de nuestra vida cotidiana. No revisten mayor importancia, dado que no suponen un impacto en otras personas a parte de nosotros mismos. El verdadero problema viene cuando aplicamos el mismo comportamiento en nuestra vida profesional. Aquí, y especialmente en el área de las TIC, toda decisión tiene un impacto directo en el rendimiento de las personas, la efectividad de la organización y los resultados financieros de la empresa. No olvidéis que el sector TIC es la plataforma sobre la que se construyen hoy los procesos de empresa.
Pensad en ello un momento: ¿cuántos procesos de compra de TIC culminan con una decisión que no se ajusta del todo a las necesidades de nuestro proyecto? Por supuesto que el tiempo y los recursos pueden suponer un problema. De modo que a veces (todos nosotros) tendemos a elegir a los fabricantes más reconocidos, o al comercial que nos presiona constantemente para llegar a un acuerdo, o la opción con la que nos sentimos más cómodos, sin que haya necesariamente una razón objetiva que apoye esta preferencia . ¿Por qué lo hacemos? Pues porque es lo que todo el mundo hace y, por tanto, nadie nos lo echará en cara si algo sale mal.
Quizá, de este modo, estamos perdiendo oportunidades de cambiar, de innovar... En resumen, de encontrar soluciones que mejoren nuestra organización. Las empresas grandes no siempre poseen la solución definitiva. Especialmente, en lo que concierne al sector TIC. Las empresas medianas, no tan grandes, a menudo poseen algunas ventajas indiscutibles para sus clientes.
- Mayor permeabilidad respecto a las innovaciones tecnológicas: en las compañías de gran envergadura, implementar cambios es complejo y económicamente muy costoso.
- Flexibilidad a la hora de ofrecer soluciones específicas a una variedad de clientes distintos: las grandes empresas, por el contrario, ofrecen procesos estandarizados a los que el cliente, al fin y al cabo, se debe adaptar.
En la mayor parte de los casos, los vendedores genéricos, con un modelo de negocio de un solo tamaño para todos, no pueden permitirse ofrecer demasiados detalles funcionales. Y así, la organización termina careciendo de una solución que les ahorra preocupaciones, tiempo y dinero. Al final, esta política empresarial acaba teniendo un impacto negativo en los resultados financieros; los propios y los de sus clientes.
Soluciones específicas para necesidades de enrutamiento concretas
Salirse de los estándares, abandonar el camino marcado por la mayoría… ¡no es gratis! Requiere esfuerzo, pruebas, tiempo, dedicación… Así como asumir algunos riesgos. Pero si funciona, todo se traduce en un valor añadido del que las empresas se pueden beneficiar. Conocemos todos los pasos, porque lo hemos observado en nuestros clientes, esparcidos por todo el mundo. Desde la incredulidad y el escepticismo, a la sorpresa, para llegar por fin a una lealtad que perdura durante años. De estas gratificantes experiencias con nuestros clientes de siempre, también se benefician quienes ahora confían en nosotros por primera vez.
Sabemos cómo ayudar a cualquier organización a obtener las mejores soluciones para sus necesidades de enrutamiento.
Y volviendo a la analogía con el alfabeto, cambiar el orden establecido no solo era posible. Sino que también era más sencillo de lo que pudiera parecer. Lo llevamos haciendo desde el principio: ayudando a clientes como vosotros, a decidir si en lo que respecta a sus necesidades concretas de enrutamiento, la “T” debería ser la primera opción a considerar, en lugar de A, B o C ¡Y que sean otros quienes se dejan llevar por la corriente!